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Análisis de un waterpolo español desigual

  • Foto del escritor: W de Waterpolo
    W de Waterpolo
  • 28 may 2019
  • 10 Min. de lectura

Actualizado: 29 may 2019

Paula López

Elia Montoya

Mariona Queralt

Paula Sánchez


El waterpolo en España es un deporte minoritario, pero cada vez es más conocido por gente que no está dentro de su círculo. Los medios poco a poco se van haciendo eco de los logros a nivel internacional de las selecciones masculina y femenina. Aunque todavía queda mucho por hacer, ya son más las personas que no preguntan la típica frase de si el waterpolo es como el voleibol o el balonmano en el agua.


Hemos llegado a esta situación gracias a los buenos resultados que se han ido consiguiendo en los últimos años tanto a nivel nacional como internacional. Si nos centramos en el waterpolo femenino, podemos nombrar entre otros muchos la medalla de plata en los Juegos Olímpicos, Campeonato del Mundo, Campeonatos de Europa, Liga Mundiales, LEN Cup, Champions… A todo esto, hay que añadir las otras tantas medallas de las categorías inferiores de la selección española. Esto viene dado por el gran nivel que presentan las ligas nacionales, tanto de División de Honor como Primera División, ya que de ahí se seleccionan a ciertas jugadoras para participar en el combinado nacional.


Sin embargo, hay un detalle que no pasa desapercibido y que viene siendo la tónica del waterpolo femenino en toda su historia: el predominio de Cataluña como comunidad autónoma predominante en nuestra disciplina. Mayor número de clubes que genera que haya muchas más jugadoras, más y mejores instalaciones, más recursos económicos… Existe una gran diferencia y desigualdad respecto al resto de territorios españoles, en los que incluso algunos no presentan equipos femeninos de waterpolo. La influencia de diversos factores, incluyendo instituciones, financiación o propiamente las mismas jugadoras se tienen en cuenta para hacer un balance global del estado del waterpolo femenino en España.



Imagen de un partido mixto / @arseniowaterpolo

Más jugadoras, mejor waterpolo

Sólo hace falta ver que el waterpolo masculino en España cuenta con una división más en categoría nacional para confirmar que la categoría femenina sigue teniendo menos equipos y recursos a lo largo de todo el territorio español. Muchos clubes aún no tienen equipo femenino por falta de instalaciones o recursos. El waterpolo es un deporte muy exigente en cuanto a infraestructuras, ya que no puede practicarse en cualquier lado. Es por este motivo, y por cuestiones de demanda (por norma general, suele haber más chicos que chicas interesados en este deporte) que se apuesta y se prioriza el equipo masculino, según el director deportivo del Club Natació Atlètic-Barceloneta, Santi Fernández. Pero no podemos negar que hay un gran número de clubes que disponen de un alto nivel adquisitivo y cuentan con los recursos necesarios para tener una sección femenina. Y sin embargo no la tienen. O la han incorporado durante estos últimos años, como es el caso del Barceloneta o el Real Canoe en Madrid.


Sí que es cierto que los éxitos que está consiguiendo el waterpolo femenino en España empieza a despertar la curiosidad de muchas niñas, que apuestan, cada vez más, por este deporte. Las cifras hablan por sí solas. Pero crear un equipo femenino no es nada fácil. Los clubes buscan equipos que puedan llegar a tener futuro y que formen una base sólida. Por esta razón, optan por empezar desde cero, desde niñas muy pequeñas, con el objetivo de verlas crecer y evolucionar dentro del club y, a su vez, formando un equipo consistente de waterpolo femenino.



Fuente: Estadística sobre el deporte del INE (2018)

Elaboración propia



Si bien es cierto, en los últimos cuatro años ha aumentado el número de licencias de jugadoras en el waterpolo femenino. A nivel nacional, la temporada 2013/2014 había 596 licencias mientras que tres años más tarde, en la temporada 2016/2017, estas aumentaron un 33%, logrando así un total de 791. También cabe decir que en este incremento de licencias no solamente fue en el waterpolo femenino sino en el waterpolo en general ya que aumentó un 18%, logrando así un total de 2.427 licencias. Con la finalidad de que sigan aumentando las licencias deportivas la Real Federación Española de Natación, se ha marcado como objetivo empezar la promoción desde las edades inferiores con el propósito de que el waterpolo se posicione entre las disciplinas más practicadas.


A pesar de que las licencias hayan aumentado en todas las comunidades autónomas, hay una gran diferencia en comparación con Cataluña. Esta es la comunidad autónoma con mayor número de licencias y clubes a nivel nacional. Del total de 2.427, 705 son catalanas. Estos datos van relacionados con el número de clubes que existen en cada territorio puesto que, de los 246 que hay entre todas las categorías oficiales, 36 corresponden a la Federación Catalana de Natación (FCN).


Es por esta razón que los clubes catalanes son los que dominan el panorama nacional. El gran número de clubes repartidos por todo el territorio catalán repercute en el listado de los clubes con más participaciones en competiciones internacionales. Además, la presencia de grandes waterpolistas catalanas en la Selección Española es constantemente superior al de otras comunidades autónomas. Esto se puede traducir también al conjunto de recursos de los que disponen estas para desarrollar la actividad, ya sea bien en clubes o en el Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat, donde jóvenes promesas del waterpolo se forman en esta “mini-cantera”.


En los últimos 5 años, las licencias federativas del waterpolo femenino han aumentado un 33%, alcanzando así un total de 791 por toda España

Si nos centramos en las diferentes competiciones estas diferencias se ven aún más latentes. Dentro de las ligas al más alto nivel, se observa claramente la distinción entre comunidades autónomas. De la decena de equipos femeninos que compiten en la Liga Premaat, actualmente siete de ellos son de Cataluña (Astrapool CN Sabadell, CN Sant Andreu, CN Mataró La Sirena, CE Mediterrani, CN Rubí, CN Terrassa y CN Sant Feliu) seguidos por 2 equipos de la capital (CN Madrid Moscardó y AR Concepción Ciudad Lineal) y uno último de Zaragoza (Escuela de Waterpolo de Zaragoza). Justamente los 7 equipos catalanes han sido los primeros clasificados, en ese mismo orden, en esta liga. En Primera División existe la misma tónica en la presencia de clubes, en la que cuatro de los equipos provienen del territorio catalán (CNCatalunya, AE Santa Eulalia, UE Horta y CN Minorisa), dos de ellos madrileños (CDN Boadilla – campeón de liga – y el CN Cuatro Caminos), otros dos andaluces (CW Dos Hermanas y C Waterpolo Marbella), el Leioa WLB del País Vasco y el CD Waterpolo 98 02 de Navarra.


Desigualdades desde los cimientos

El número de jugadoras no es el único factor que determina la gran diferencia entre territorios. Principalmente, uno de los datos que más hay que resaltar es la descompensación de recursos entre ellos, ya sea económicos o materiales. La falta de financiación de federaciones y clubes es esencial a la hora de apostar por equipos competitivos que disputen ciertos campeonatos. A veces, es tan inferior el presupuesto que no se han podido crear equipos femeninos. Cada vez se está impulsando más a la mujer en el waterpolo, pero se está empezando a fomentar desde la base, como ocurre en algunos clubs de Canarias, como el CN Océano o el CN Reales. En muchos equipos, existen combinados mixtos, donde chicas y chicos se enfrentan entre sí en la misma liga.



Imágenes de equipos de waterpolo base de Canarias


Debido a las reducidas ayudas económicas que las Administraciones destinan a los deportes, en este caso al waterpolo, los clubes y las propias jugadoras tienen que buscar fuentes de ingresos alternativas. Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística, desde el 2011 las Administraciones Autonómicas, la principal fuente de recursos económicos para los deportes, cada vez ha reducido más su gasto, apenas llegando al 0,03% del PIB total. Y es aquí donde juega un papel importante el del patrocinador. El patrocinio deportivo es aquella aportación o apoyo realizado por una empresa con el fin de unir su marca a los valores e imagen que el deporte transmite. Dicho patrocinio abarca a deportistas, clubes e incluso eventos deportivos. Por esta razón son muchos los clubes que incluso incorporan a su propio nombre el de su patrocinador, como es el caso de clubes emblemáticos como el Astralpool CN Sabadell o el CN Mataró La Sirena.


Además, de todos los factores que hemos destacado hay uno que es esencial y que es causa y consecuencia a la vez. Si existen unos determinados recursos a disposición de ciertas personas, estas se sentirán incentivadas a utilizarlos. O al revés, cuantas más personas estén dispuestas a participar en una actividad, más recursos se les facilitará. O eso es la teoría. Este es el caso de las instalaciones deportivas necesarias para el waterpolo. Obviamente, en lo primero en lo que pensamos es una piscina, ya que el waterpolo al fin y al cabo se juega dentro del agua. Sin embargo, también influyen un conjunto de elementos, como la presencia de un buen polideportivo para desarrollar las actividades (gimnasios, espacios de calentamiento, vestuarios, salas de vídeo para visualizar partidos...) o facilidades para llegar hasta él, ya sea a nivel de transporte o de buena localización geográfica.



Instalaciones del CN Metropole / @arseniowaterpolo

A lo largo de todo el territorio español destacan, como en el resto de los factores mencionados, las magníficas instalaciones presentes en Cataluña. El gran número de clubes que participan las ligas nacionales y regionales es uno de los factores más importantes. Cada una de estas entidades posee unas instalaciones propias, donde las jugadoras entrenan cada día durante la semana y disputan sus partidos correspondientes los sábados o domingos, sin prácticamente ningún tipo de problema de espacio u horarios.

Sin embargo, este no es el caso de lo que ocurre en el resto de España. Por ejemplo, sin irnos muy lejos, en Zaragoza, con su equipo de la Escuela de Waterpolo Zaragoza (EWZ) en la máxima categoría femenina, no disponen ni siquiera de una piscina municipal. Tienen que hacer uso de la Piscina del Parque de Bomberos de la ciudad, que generosamente les cede este recinto para desarrollar sus competiciones deportivas. Tras el cierre del Parque Deportivo Ebro, la única piscina cubierta de 50 metros de todo Aragón, la Escuela ha tenido que verse obligada a desarrollar su actividad en el foso de Bomberos los últimos años.


En toda la comunidad de Aragón, solo el Escuela de Waterpolo Zaragoza disputa una liga de waterpolo femenina nacional

Este no es el único caso en el que ocurre una situación similar. Seguramente, una de las comunidades que más irregularidades sufre respecto a la calidad y número de instalaciones respecto a la cantidad de jugadoras que existen es Madrid. En la capital, son muy pocos los clubes que tienen una piscina propia. Al contrario que lo que ocurre en otra de las potencias del waterpolo femenino como es Cataluña, en Madrid las piscinas que son utilizadas para el desarrollo de este deporte son municipales, por lo que los cursos de natación y resto de actividades tienen primacía respecto a horarios y espacios. Normalmente, son las nueve de la noche cuando se les permite a los clubes madrileños poder entrenar, justo cuando los usuarios de las instalaciones dejan el espacio correspondiente, y colocar porterías y campo. Este es el caso de clubes que incluso compiten en categorías nacionales como el Club Natación Cuatro Caminos o la Asociación Recreativa Concepción Ciudad Lineal.


Sin embargo, en la Comunidad de Madrid está presente de las instalaciones más emblemáticas de toda España: la piscina del Centro Deportivo M-86. Construida con motivo de la celebración en Madrid del Mundial de Natación del año 1986, estas instalaciones han sido testigos de numerosos campeonatos de las distintas disciplinas acuáticas, haciendo hincapié en la competición nacional de waterpolo y algunos campeonatos de España. Es también allí donde se entrena el Centro de Tecnificación de Natación (CTN), el equivalente madrileño al ya mencionado CAR, y la mayoría de equipos a los que no se les cede un espacio determinado en las piscinas municipales. En apenas 50 metros, llegan a entrenar más de 5 equipos distintos a la vez con solamente 4 porterías. Y todo ello sin incluir el abandono de la construcción de lo que sería el Centro Acuático de Madrid tras el fracaso de la candidatura olímpica de la ciudad. Una situación insostenible que ocurre en la “segunda” potencia del waterpolo femenino… Y lo mismo ocurre en otras comunidades, como Navarra o País Vasco. Esta última, con el equipo de Leioa Waterpolo como abanderado de la comunidad, juega la Primera División femenina en las instalaciones de un colegio.



Aumento de la formación en los banquillos

Desde los inicios del waterpolo, tanto jugadoras como jugadores han sido llevados por entrenadores y nunca por entrenadoras. En categoría masculina, esto cambió en 2018, cuando Lorena Miranda, exwaterpolista campeona del mundo en 2013 y subcampeona olímpica en Londres en 2012, comenzó a liderar el equipo del Club Natación Caballa. Este hecho convierte a Miranda en la primera entrenadora en llevar un equipo de waterpolo masculino de toda la historia deportiva. Por otro lado, en categoría femenina, el número de entrenadoras va aumentando paulatinamente. La primera entrenadora en liderar un equipo femenino ha sido Bea Espinosa del Club Natación Madrid-Moscardó. Este mismo año, también lo ha hecho exjugadora Marina Zablith, que ha empezado a liderar el Centre de Natació Mataró. Otras waterpolistas se han empezado a ver en los banquillos como segundas entrenadoras, como es el caso de Marián Díaz, en el Club Esportiu Mediterrani. Respecto a la Primera División, Mar Rodríguez es la entrenadora del Boadilla y Miriam López-Escribano, que entrenaba las categorías del Club Natación Encinas, pasó a llevar el equipo absoluto del Club Natación Cuatro Caminos.


Además, Marián Díaz y Bea Espinosa son entrenadoras que destacan por trabajar en el staff técnico en la Real Federación Española de Natación en sus diferentes categorías inferiores. Ambas han participado en convocatorias y preparaciones para distintos campeonatos internacionales. También es muy notable el trabajo de Carla Fragas, por ser una de las responsables del grupo de trabajo de chicas del Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat de la Federación Catalana de Natación juntamente con Jordi Valls.


Pros y contras, partes muy subdesarrolladas y otras que están en pleno apogeo. Todavía hay muchos aspectos que hay que desarrollar en el waterpolo, sobre todo en el femenino. La historia de la mujer en el waterpolo representa la historia de una minoría en un deporte minoritario. Se puede considerar a nuestro deporte y sobre todo a la categoría femenina como prácticamente un deporte nuevo, que está todavía desarrollándose y cociéndose a fuego lento. Sin embargo, gracias a los buenos resultados de los últimos años, se está generando una aceleración del proceso que puede beneficiar a todo el deporte en su conjunto. Mismamente, en el año 2014, la selección española de waterpolo femenino se consolidó como la principal potencia de waterpolo femenino europeo., tras ganar el campeonato de Europa. Y un año antes el Campeonato del Mundo celebrado justamente en Barcelona.


Estos buenos resultados están consiguiendo que más niñas se interesen por el deporte y que los medios se hagan poco a poco foco de estos logros. Sin embargo, si las instituciones, clubes, federaciones y el propio Estado no desarrolla un plan para ayudar a todo el territorio nacional a que el waterpolo femenino evolucione, este proceso se puede quedar estancado. Pese a que un equipo de waterpolo tenga un alto poder adquisitivo y medios suficientes como para desarrollar el deporte femenino, no crean una sección para mujeres en sus clubes porque a nivel mediático y publicitario, no les proporcionará tanto juego y tanto beneficio como los equipos integrados por hombres. Es cierto que en la última década hay un notable avance por lo que hace al waterpolo femenino, pero hay que seguir mejorando y trabajando para dar visibilidad a este deporte minoritario.

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